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¡Un niño olvidado!

Francisco García

Publicado 21/12/2024

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Si haces memoria de tus años de infancia ¿Te perdiste alguna vez?

Creo que todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos perdido, quizás nuestros padres no necesitaron apoyo de las autoridades para localizarnos, pero si en muchas ocasiones les provocamos un pequeño susto, porque en un abrir y cerrar de ojos nos separamos de su lado o nos perdieron de vista.

Ahora que se acerca la fecha en la que el mundo cristiano celebra el nacimiento de Cristo, todos estamos emocionados por estar cerca de la familia, compartir con amigos, comer las viandas de la temporada en fin ¡Celebrar! Pero en medio de estas celebraciones quizás muchos de nosotros hemos perdido de vista a ese pequeño niño que nació hace más de dos mil años.

Cuando Jesús nació, muy pocos lo estaban esperando, dice el texto sagrado, “A los suyos vino, pero no le recibieron” (Juan 1:11) y los que si lo recibieron no tenían una gran fiesta preparada, sino solo el anhelo en su corazón de ver al Salvador el preciado Mesías

Señor, ahora despides a este siervo tuyo, y lo despides en paz, de acuerdo a tu palabra. Mis ojos han visto ya tu salvación, que has preparado a la vista de todos los pueblos: luz reveladora para las naciones, y gloria para tu pueblo Israel” (Lucas 2:29-32)

La esperanza del pueblo judío y de todo el mundo estaba puesta sobre los hombros de ese niño, que muchos ni siquiera notaron, tal como hoy en día, en medio de todo el ‘bullicio navideño’ no nos detenemos a pensar en aquel niño que nació para darnos salvación.

No importa cunado leas esto, hoy es un buen día, para depositar nuevamente nuestra esperanza en ese niño y su ministerio.

Recordando que no se quedó como un niño, sino que creció y dio su vida en favor nuestro. Con eso en mente deberíamos ver estas celebraciones con otros ojos, con los ojos de Simón, que en su corazón anhelaba ver a su Salvador.

Ahora el tiempo a pasado, y la ‘bendita esperanza’ de ver de nuevo a nuestro Salvador, es lo que nos motiva a seguir adelante. Si la maravillosa promesa del nacimiento de Jesús se cumplió a su debido tiempo, imaginate la promesa de su segundo advenimiento, se cumplirá con toda seguridad.

¿Estás listo?

Ya no somos ese niño perdido, lejos de la vista de nuestros padres, ahora somos una persona dentro de tantos millones que viven en este mundo, pero aún nos encontramos perdidos, quizás a nivel material tenemos un rumbo marcado y lo seguimos fielmente, pero a nivel espiritual estamos a la deriva, vagamos sin rumbo ni dirección.

Es un buen momento para reflexionar sobre el sacrificio de Jesús en tu favor en mi favor, a través del cual podemos acceder a la vida eterna y a cosas maravillosas que nadie ha visto nunca, lo único que necesitamos es aceptar el regalo que nos ofrece, aceptando a Jesús como nuestro Señor y Salvador.

¿Lo aceptas hoy?


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